miércoles, 29 de julio de 2015

ODA AL OLOR DE MI MUJER, Ricardo Álvarez Morel (Buenos Aires, Argentina)

ODA
AL OLOR
DE MI MUJER

Hundido entre papeles,
imaginando historias o un poema,
yo huelo a mi mujer
tejiendo sus quehaceres.
Es un aroma tenue
que se desliza invisible
hasta alcanzar mis mundos
de vuelos casi utópicos.
No puedo definir
su variedad de fragancias,
pero cada una de ellas
es vital y es sublime
porque tiene el toque virgen
del amor a distancia
que pretende el silencio
de mis cavilaciones.
 
A veces es el tomillo
que rescata en la cocina
y se queda con su piel
o le acaricia el alma,
y otras veces es la rosa
perfumada de otoño
que abrió tempranamente
su aliento de jardín.
 
Ella me ve callado
pues cree que estoy creando,
pero mi realidad
no es un personaje.
Mi realidad, es esta
sensación de olfato
que intuye a mi mujer
más allá de las paredes.
 
Cuando por las tardes
se acicala el cabello
un soplo de ventura
se cuela en mis narices,
una ansiedad de búsqueda
me nace por la sangre
y sé que es un pecado
dejarla abandonada
con los dientes rastrillo
del peine laborioso.
 
Al llegar la noche
con su canto de luna
y su reír de estrellas,
yo huelo sus encantos
perdidos en las sábanas.
Es efluvio de amor
que mana de sus poros
y que sin pedir nada
me urge a que la alcance.
 
Tal vez resulte así
en todas las mujeres.
y cada una de ellas vuelque
sus fragancias silvestres,
pero la soledad
en mí se haría materia
cuando al respirar
no huela a mi mujer
con sus pasos de nieve
tejiendo sus quehaceres.

Ricardo Alvarez Morel

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