domingo, 24 de mayo de 2015

ENTREVISTA CON JAVIER SICILIA, Renzo D'alesandro (La Jornada Semanal)

 
 
entrevista con Javier Sicilia
Renzo Dálessandro
Javier Sicilia es un actor indiscutible del cambio social en México. Líder y fundador del Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad, después del asesinato de siete jóvenes, entre ellos su hijo Juan, llegó en 2012 a Washington, eu, junto con la caravana de víctimas binacionales causada por la guerra contra elnarco del expresidente Felipe Calderón. Su propuesta por un cambio en la política de seguridad, en contra del uso del ejército en tareas de seguridad pública y por una mayor visibilidad de las víctimas, dio origen a la Ley general de atención y protección de víctimas. Sicilia continúa en su lucha y denuncia la violación de los derechos humanos y colectivos ante el despojo territorial y sistemático de los recursos naturales de pueblos autóctonos, impuesto en el Proyecto Integral Morelos, un megaproyecto de infraestructura para transportar agua y gas a largas distancias que ya afecta a cientos de pueblos campesinos e indígenas sin derecho a la consulta. Sicilia nos presenta un panorama de la complejidad humana y social en la que nos tiene sumergido el capitalismo voraz. Devela que la forma de control del Estado actual es una nueva forma de totalitarismo que necesita ser repensada desde otras categorías y paradigmas para comprenderla, pero sobre todo señala que esta forma nueva de pensamiento está emergiendo desde abajo.
Los muertos, los desaparecidos y las víctimas son una presencia que acusa al sistema


–¿Consideras que la tormenta actual es externa o interna?
–Es interna y es externa. Hay una crisis global de un orden criminal en el sentido criminal de la palabra, como también criminal en el sentido de la lógica depredadora del capitalismo global. Pero la tormenta también tiene sus elementos a nivel interno. Viene del exterior pero encuentra tierra fértil para poder generarse con mayor fuerza internamente en los países y en las localidades.

–¿Será tan interna como para llegar al espíritu? ¿Piensas que tendríamos que revitalizar nuestra fe para combatir a lo que los zapatistas llaman “la hidra del capitalismo”?
–Sí, absolutamente. Si hay algo que tiene esta tormenta, esta “hidra”, es un carácter absolutamente pragmático, materialista y absolutamente desacralizado. Para esta lógica depredadora, el mundo no es una imagen del cosmos, no es un universo sagrado que hay que cuidar, sino una resistencia que hay que vencer, utilizar y explotar. Entonces, si no nos recomponemos desde una hondura espiritual para volver a mirarnos en esa profundidad y volver a mirar el mundo, pues se va a destruir la vida misma. Esta hidra es la expresión del mal.

–¿Qué papel juegan nuestros muertos y desaparecidos en esa revitalización espiritual?
–Pues ellos son un gran clamor. El clamor de los muertos es: “No deberíamos estar muertos.” Si siguen en esta línea y siguen permitiendo que los capitales –tanto legales como ilegales– sigan depredando al mundo va a haber más muertos. No va a haber justicia para nosotros. Los muertos, los desaparecidos y las víctimas son una presencia que acusa a este sistema y acusa al Estado como el vehículo de este sistema de muerte.

–¿Cómo deberían articularse los movimientos que demandan romper el pacto electoral con el Estado?
–Ese es el clamor. Vivimos una crisis civilizatoria. Un parteaguas histórico. Sucede a lo largo de la historia y e-sta es una de esas crisis. Quiere decir que el Estado, tal y como lo concebimos desde el siglo XVII para acá, la Revolución francesa y las diferentes revoluciones e independencias que hubo son parte de una crisis. Son construcciones históricas que nacen, crecen, se corrompen y terminan muriendo. Nosotros estamos asistiendo a la muerte de este sistema. Lo que nace de asambleas como la del Congreso de los Pueblos de Morelos y de otras movilizaciones es lo que viene, lo nuevo. Estamos en una franja ambigua porque lo que concebíamos como la estabilidad política y social dejó de funcionar como tal y se ha vuelto todo lo contrario. Se está desmoronando y tenemos que construir a partir de ahí un nuevo pacto social que no sabemos de qué orden es. Sabemos que empieza a balbucirse a través de este Congreso y de los movimientos sociales y propuestas que vienen de abajo. La democracia se está reconquistando en ese orden de cosas, porque el sentido de la democracia es el poder de la gente, el gobierno de la gente. Entonces sí: lo nuevo está emergiendo desde abajo.

–Yo percibo una ausencia de actores, particularmente los eclesiales ¿consideras que la Iglesia es una alianza clave para fortalecer a estos movimientos?
–La Iglesia es fundamental. Si la Iglesia volviera a su espíritu evangélico, como lo han demostrado las figuras más públicas, como el padre Solalinde, Raúl Vera o como fray Thomas –quien también está en la línea de trabajar con migrantes y le van a dar el Premio Sergio Méndez Arceo– y se convocará a una verdadera movilización hacia una política inspirada en el Evangelio, es decir en el bien común y la encarnación, esto podría ser una transformación fundamental. La Iglesia es la única institución que está en cualquier lugar. Más allá, en lo lejano, siempre hay una parroquia. Entonces nos hace falta esa voz que pudiera ser una diferencia fundamental. Creo que la jerarquía no ha entendido su responsabilidad evangélica y se ha puesto a defender una ideología que no es precisamente la evangélica.

–Estamos ante una ideología que promueve la remilitarización, según Carlos Facio, la inversión en armas de este sexenio no tiene precedentes en ninguno de los anteriores, incluso tú has subrayado el cambio de un Estado garante de la seguridad a un agente policíaco, ¿qué papel juega esta nueva estrategia en el contexto de despojo actual que sufren los pueblos?
–Es una estrategia muy grave y muy compleja. La militarización está coludida con las militarizaciones del crimen organizado. Ya no es el Estado nada más, sino que es el Estado que se mueve y está coludido y nos deja en el lodazal en el que estamos metidos, y donde las fuerzas armadas y las fuerzas delincuenciales están enfrentadas, pero también están en una mezcla que se retroalimenta una de la otra. Estamos asistiendo a una nueva forma de totalitarismo, a una nueva forma de control del Estado que es mucho más perversa que la de los antiguos totalitarismos, porque está en la lógica del mercado. El totalitarismo del mercado está disfrazado de libertades y es sostenido por una cosa que no es ideología y se llama economía. La economía es terriblemente perversa y absolutamente inmoral, pero se muestra como si fuera un rostro neutro. Entonces, estamos asistiendo a una nueva forma de totalitarismo que necesita ser pensada con otras categorías y otros paradigmas, ya que es parte de la crisis civilizatoria.

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