miércoles, 30 de julio de 2014

HUMAREDAS DEL MUNDO MIENTRAS TE PLATICO, Guillermo Samperio


“humaredas del mundo mientras te platico”

Guillermo Samperio

...hay tanto humo de este lado que no alcanzo a mirarte y supongo que te encuentras allí con tu mirada luminosa y tus labios encarnados, los que recuerdo de siempre desde aquel instante en que caminando por la gran plaza de tu ciudad la luz de un anuncio de un restaurante te iluminó la boca y no he podido olvidarla aunque el humo denso insista en difuminarte, esfumarme, en el trascurso ahora de tantos años que se me han ido juntando mientras sigo que sigo emitiendo humo de múltiples cigarros de marcas extrañas con las que me he topado en esta ciudad tan descomunal, tan enorme, que me doy cuenta de que es ella la que me piensa y la que me vive y a cada marca de cigarrillos, como San Marino o Roman me hacen recordarte más por el sabor y el humo distinto que cada uno lanza, asimismo como los Valentine o Portman o Platinum y nunca supuse que allí estarías en el buqué del tabaco, en las formas del humo, en los colores de las cajetillas como los azules mar de los Jo, o el rojo intenso como tus labios de los Millonaire y observo, mientras camino y te pienso y te saboreo y te vuelves táctil en mi boca, en mi garganta, en los dedos que sostienen los cigarrillos diversos y mis calzadas respiratorias también con los azules intensos y de corona amarilla de los Crown y es cuando me doy cuenta de que, al aspirar esos FarStar o los Gold City existo, transcurro, fumo y lanzo leves fumarolas en la misma ciudad donde tal vez te encuentres en algún sitio desconocido porque esta ciudad, la más grande tal vez mundo junto con Sao Paulo, es ya un embrollo en extremo complejo donde suelo perderme y no descubrirme y es cuando la inmensidad de las bocanadas de humo, incluidas las de los cigarrillos Silver Elephant, provocan que me desencuentre de mí mismo e, incluso, suponga que no me he extraviado y que voy conciso, rotundo, evidente hacia el edificio donde vivo sin darme cuenta de que ya estoy incapacitado de arribar a mi casa y entonces me extravío, para siempre, entre el humo de los Valentine o Portman o Platinum, sin darme cuenta de que he entrado en un círculo citadino del que nunca podré escapar y que en algún instante mi cuerpo se desplomará en medio de una aromática humareda de polifacéticos aromas y sabores del mundo o tal vez ya no exista y alguien que me está fumando va construyendo con letras de humo esta apariencia de historia...

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