martes, 18 de marzo de 2014

OBRA DE ASMARA GAY (mexicana, 1975)

ASMARA GAY
(Ciudad de México, 1975) es poeta, narradora y ensayista. Es Maestra en Apreciación y Creación Literaria por el Centro de Cultura Casa Lamm y Licenciada en Ciencias de la Comunicación por la UNAM. Ha colaborado en las revistas Nocturnario, Astrolabium, Variopinto, Periódico de Poesía, Los palabristas, Aeda, ConFabulario. Cuaderno de talleres, Ariadna y el suplemento El Ángel del periódico Reforma, entre otras. Ganó el primer premio del I Concurso de Microrrelatos del Centro Cultural La Bòbila y de RBA, en Cataluña, España; el segundo lugar en el V Certamen Literario José Arrese por el cuento “Do not disturb”, el segundo lugar en el Concurso de Poesía realizado por el Centro de Cultura Casa Lamm y el tercer lugar en el concurso especial conjunto de Las Historias de Alberto Chimal y Diario de un chico trabajador de Alejandro Carrillo por el cuento “Las ficciones de Alfredo Fabre”. Sus libros son: “Elena se mira en el espejo” (2011) y “Adentro. Antología de poetas diversos” (2012). Algunos de sus microrrelatos y cuentos han sido publicados en antologías en España y Argentina. Fue becaria del Instituto de Investigaciones Filológicas de la UNAM, es miembro dela Asociación Mexicana de Estudios Clásicos, ha sido ponente en congresos internacionales de retórica, estudios clásicos y literarios, fue reseñista del Fondo de Cultura Económica y voluntaria de la ONU.


TARA
Asmara Gay ©

La noche se había colgado de las cortinas mientras René cerraba los ojos tratando de dormir. Luisa, su hermana mayor, dormía ya, roncaba sin darse cuenta. Tara, en cambio, estaba al final del pasillo, sentada en los escalones, escuchando la discusión que sostenían sus padres en el piso de abajo.
–…que te calles, que te calles…
–¿¡Dónde estuviste, por qué no llegaste ayer…!?
René se había levantado y ahora ocupaba un lugar en el escalón, al lado de su hermana, quien le hizo una seña con el dedo para que no hablara.
–No tengo por qué darte explicaciones.
–Claro que tienes, soy tu esposa y esto no es un hotel.
–Pues si quieres me voy, ni ganas tenía de verte, con este recibimiento…
René miraba a Tara. A su lado, en el frío de los escalones, se sentía un poco más tranquilo. Tara era apenas un año más grande que él, pero demostraba dominio de sí misma, una seguridad que le envidiaba a su hermana.
Tara miraba el filo de la luz que cortaba los escalones. Mientras la discusión avanzaba, René se tronaba los dedos de las manos y Tara, molesta, lo calló y le dijo que se fuera, que quería escuchar lo que decían.
René se dirigió a la cama. Mientras iba de puntas meditaba qué le angustiaba más, si estar en los escalones, los gritos, la oscuridad, la soledad de la cama…
Tara se levantó solamente cuando su padre salió de la casa dando un portazo. Mientras se acostaba y se tapaba con las cobijas una sonrisa apareció en la oscuridad. Ahora sí tengo sueño, se dijo, mañana le contaré a mamá que papá... y se quedó dormida.


ORILLAS
Asmara Gay ©

Y me vi envuelta en negra arcilla, a la orilla de un río, toda sombra, proyectada sobre la rivera que dispersaba mi roce en triste evocación.
Y la luz de la luna, que tanto amé, dolorosamente borraba sus labios y disimulaba una apariencia de mármol.
Y sobre la orilla, un Dios vacío, colmado de estrellas, miraba todo con expresión ausente.
Y lo interrogué, como he preguntado a las estrellas, a la luna y al alba, para que desde el súbito asombro con que mi lenguaje se mezcla con el suyo describa la causa del hilo móvil de existir.

Deseaba vivir,
espectro entre ruinas,
con forma y fondo humanos,
donde habita el alma claroscura
intemporal, como la mía.

Pero el vacío no respondió.

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