sábado, 9 de junio de 2012

Ocho poemas de BAAM


Poesía de
Benjamín A. Araujo M.

SALTIMBANQUI


Va por las piedras trasmontando
ocupa su soledad de vidrio
en despreocupados giros.

Vacila si observa la mirada
acuciosa de los niños
pero deja que sus brincos,
sus saltos, sus retozos,
terminen en cosquilla
irreprimible
para los chamacos.

Sabe poco de placeres
pero gira,
de desventuras
casi nada,
pero rueda;
transmite la claridad
perfecta de un lucero terreno
que vino a aterrizar
en el planeta
para rodar,
irremediable
gustosa
alegre
viciosa
obsesiva
mente.
La luna alguna vez
jugó con ella
y en otra ocasión
fue el alter ego
del sol:
un día de depresión
del astro rey
en que mirándola dormir
lo enamoró.


Rondines y rondines
cuesta abajo,
brincos,
saltos,
figuras
en terrenos
muy planos,
completan
este gasto gustoso
y ese gusto gastado
de ser canica,
nada más
y ya.




MORBIDEZ

Honda la cara de verte;
verde el mirar de advertirte;
amplias las manos
por en el gozo tenerte;
hasta buscarnos ufanos
en ese día de la muerte.

A veces creo presentirte,
otras no puedo mirarte;
busco y no estoy:
este desastre es muy fuerte
por amanecer, ya, hoy,
con la certeza de muerte.

Bronca vida, amor celeste;
nacer con estrella en frente;
todo siempre es claroscuro
porque la vida es la muerte
aunque todo sea impuro
y todo ser disolvente.

Campiñas miro yo al verte;
camposantos al perderte;
llanos y lomas si duermo,
ajeno a que he de perderte
en este existir enfermo
que amar y eternecerse.
Doblado frente a la muerte
declaro amar el perderte,
pues llego al haz relativo:
la luz por siempre sonriente,
sustantivo es adjetivo
y un pronombre suficiente.
  








LA NOCHE

Sobre la yema de los dedos
se sostiene la noche
aérea y enorme.
Carlos Pellicer


Pesada la tarea, cotidiana y doméstica,
llega a posarse en los hombros, la noche
simple y negra, ruda pero relajada;
no admite réplicas, es plena y nunca vana.
Tiene grises los ojos, las manos flacas,
la sonrisa tranquila, muy cansada la pose
y hay fuerza en su mirada, sutil y clara.
La noche espera todo, pero anida en nada;
clama por los finales, pide recuentos.
Asoma a hacer, cual flores, esperanzas,
promete amaneceres, carga placeres,
oculta impaciencias y nunca desespera.
Espacio palpitante, de una sed insaciable,
goza con el declive de los días y sus seres,
nunca se adelanta, puntual, fina, sencilla:
abre sus puertas para que todo quepa;
ocukta crímenes, acosa a incansables;
no le teme a las predicciones y adelanta
finales indecisos o plenitudes invisibles.
Es la noche un trozo de silencios embozados,
un espacio para el ladrar de perros escondidos,
una casa en ruinas y un collar de horas, para
contar en sueños y abrazar en pesadillas.









PROSAPIA



En el momento justo de la hoguera,
tus voces me reclaman más acento.
Pienso que desbarranco, y no miento,
cuando miro trazar a ti la hoguera.

Quiero tener la prisa en la frontera
del firmamento fiel que es tu tormento.
Para anunciar que soy a quien tú quieres
y que no lo predicas falaz, como una fiera.





EMIRET

Dame la luz del alba,
para decir tu nombre
de golpe,
lentamente;
y dame la claridad
que tienen tus ojos
y la lluvia,
para ser oportuno,
claro,
fresco,
cuando te hable.

Quiero tener a puño,
en la garganta,
la sensación del alba
cuando se abre,
la de tus ojos claros
si me miran,
y la del río tranquilo de montaña
para buscar a Venus
en tu monte,
y desmontar la vida,
armarla y desarmarla,
para amarla,
en tu sexo de lluvia.

...y más sombrío que ahora
o que mañana,
correr
a refugiarme entre tus senos,
a llorar como un niño asustado,
por perder,
por perderme,
la soledad amiga,
cuando te amo.


ESCUCHAR

En la voz de los pájaros hay cosas
que tú y yo
que nosotros
jamás entenderemos

Hay rumores al viento
que sólo el viento
deja flotar en veces
para que las grandes verdades
se descubran solas…





INSENSATEZ


Hubo una noche, por más que no se crea,

en que mi corazón no me creía.



Imaginen ustedes, dantesco cuadro, yo,

mi persona, mi-mismo, insensato,

con profunda pérdida de credibilidad.



Sufrí esa noche, y a la mañana siguiente;

era una pesadilla atroz. Y ya en la vigilia,

no sólo era un mal sueño, sino un presagio.


Costó mucho trabajo, pero corregí el mal.


No fue sencillo, así ustedes lo imaginen;

sólo fue asunto de usar argucias

de todos los días: me engañé...y ya estuvo.





SEÑORA ENLUNADA

En puertas canceladas
que conducen
a terrenos de luz
algodones de sombras

En ventanas abiertas
poseídas
por el don finito
terciopelos de nada

Por paredes y techos
escurriendo
más lenta que la fiebre
la señora de las lunas
apareceres de ausencia
dando tumbos
trastabilleo y malabar
inscribe señales
y cae al piso

Se arrastra por momentos
grita sospechas de presente
y descarga serpientes de pasado
para anunciar atardeceres
¿Se arrastra la dueña de la noche
o nosotros volcamos
nuestro vaso de ausencia
a tanto inventarnos eternos?

El augur se hace dueño
y posterga
puertas ventanas techos y paredes
para darnos
el suelo
e inscribir en las frentes
nuestro sino

Generaciones
se reúnen en asamblea de sangre

Se mezclan quienes fueron
con los que son
y escuchan a los negados
que no han podido estar
ni ser
a golpe de imposibles

El corazón se agota
y sueña que es palabra
su onirismo se inventa
en papel para cartas
La señora se enluna
cohabita
con paisajes y espejos
tejidos en hilo
de soñar
y convierte
allá
en sus terrenos
a la asamblea
en cosecha
y a las cartas
en epitafios mudos

Todos
solos
a fuerza
de estar juntos
crecemos
a la muerte

Salta el sapo cantor
y dicta:
No se puede creer
la muerte de los que
aman
tampoco es verdadera
la vida
de los que
no lo hacen
La cúpula del mundo
se vuelca
y grita oscuros
se renace instrumento musical
se entrega al gran sapo

La señora se oculta
lanza una gran sonrisa
que vuelve
montañas y horizonte

Todos
asamblea de nómadas
bebemos
y amamos

Para ir a la montaña
que se vuelve sonrisa
enlunación señora
huella en la sangre
marca del sueño
cosmos en otro cosmos
y gotas de mirada sin párpado

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